El 3%

El 'Acuerdo para un Gobierno de izquierdas y progresista para La Rioja' que en agosto de 2019 finiquitó 24 años del PP en el poder sonaba a hueco. Las asperezas para rubricarlo a tres bandas (sobre todo con Raquel Romero, el accidentado Mario Herrera y ... compañía) y el calado de algunas de las medidas comprometidas preconizaban más ruido que nueces. Un rimbombante envoltorio entre socios a regañadientes para desalojar a los populares del Palacete e inaugurar una etapa histórica. Más aún cuando el precedente inmediato, el pacto entre Ciudadanos y PP que la legislatura anterior facilitó a Ceniceros mantener un gobierno conservador, acabó convirtiéndose más que en una gavilla de objetivos en un saco de reproches. El más remarcable, el fechado en aquella reunión de seguimiento en el que unos cifraron en el 80% el grado de cumplimiento y la otra parte juzgó que quedaban por concretarse... el 80% de las intenciones. El acuerdo entre PSOE-IU-Podemos no es sospechoso de fragilidad. A cuatro meses para las próximas elecciones, el grueso de su contenido es ya una realidad, con más de una prueba de fuego superada como, por ejemplo, la ambiciosa y polémica recuperación en la red pública de servicios sanitarios externalizados. Con esa decidida voluntad y la catarata de leyes que siguen aprobándose de manera exprés para llegar a tiempo, llama la atención la demora en una medida muy concreta que, a priori, implicaría pocos quebraderos de cabeza: la rebaja del umbral para obtener representación parlamentario del 5 al 3% de los votos. Una reforma de la ley electoral –también contemplada y tampoco concretada en el pacto Cs-PP pese a los avances dados y los expertos que aportaron su parecer– que, además, beneficiaría a los aliados minoritarios para garantizar su continuidad en el hemiciclo. ¿La razón? Quizás que el temor a facilitar así la llegada de Vox y ¡La Rioja ahora! pesa más que el afán por preservar una alta cuota de poder en una virtual reedición del actual gobierno.