Efervescencia

A pesar de ello, y para olvidar este año que nos ha tragado, masticado y escupido, que nos ha hecho tambalearnos hasta los cimientos, volvimos a agarrarnos a las doce uvas, a la ropa interior roja y a otros sortilegios tontos para conjurar ese futuro que ya está aquí, y los convivientes nos besamos y abrazamos mientras despachábamos a los no convivientes con un toque de codo. Despedimos el año casi solos, echando de menos callejear en el frío, el confeti en el pelo y en el abrigo, la última copa de la barra libre y el chocolate con churros de la vuelta a casa para templar el cuerpo; será por eso por lo que hemos amanecido frescos y lozanos, viendo las noticias con el desayuno y siguiendo con la cabeza los compases de las mandangas que tocaba la Filarmónica de Viena. Levantarte temprano y sin resaca es una forma tan hermosa como otra cualquiera de comenzar el año fracasando. Y este fracaso inicial no es más que el primero de todos los que vendrán en 2021, y en ellos nos iremos disolviendo, como un Alka-Seltzer en un vaso de agua. Pero, mientras tanto, y durante un minuto antes de deshacernos, seremos efervescentes. Aprovechemos los burbujeos desde hoy.