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Bea Crespo
Que les den

Que les den

El foco ·

Qué tentación tan grande esta de replegarse y vivir en el yo, olvidarse del nosotros, del nosotras. Buscar la felicidad en la realidad más cercana, en los seres queridos, en los pequeños placeres

Domingo, 30 de julio 2023, 00:05

Tengo por costumbre escribir este texto con bastante antelación para que Bea Crespo, la sagaz y talentosa ilustradora con la que comparto página, tenga tiempo para imaginar y diseñar la ilustración que dialoga cada domingo con mis palabras. Ya se habrá dado usted cuenta de ... la inteligencia con la que responde, a través del lenguaje visual, a lo que yo cuento aquí una vez al mes. El caso es que escribo estas palabras una semana antes de que usted me lea, durante el 23J, un día en el que acechan la zozobra y la inquietud. Ahora, mientras usted me lee, sabemos el resultado de las elecciones. Igual compartimos alegría y esperanza. Igual compartimos tristeza y decepción. Igual, cabe la posibilidad, mi estado de ánimo es totalmente contrario al suyo: mi alegría es su tristeza o mi decepción su esperanza. El caso es que, mientras escribo, no me aventuro a vaticinar qué habrá pasado para cuando coincidamos en el tiempo el próximo domingo. Si usted me lee de vez en cuando en este periódico ya se habrá dado cuenta de que pocas veces interpreto el futuro; en realidad, mi mirada del presente siempre tiene una aportación histórica. Pero hoy no quiero volver a establecer paralelismos con el pasado ni escribir sobre los peligros que nos acechan, a pesar de que, además de inquietud y zozobra, también siento cierto temor. Porque sí, me temo lo peor (por los derechos de las mujeres y de las minorías de este país, por las personas jubiladas que verán recortadas sus pensiones de nuevo, por tantas personas que confiaban en un salario mínimo y un contrato de trabajo digno para evitar seguir cayendo por el despeñadero de la desposesión... pero ¿qué estoy haciendo? Hoy no quería escribir de esas cosas. Salgo ipso facto de este paréntesis). Hoy, decía, a varias horas de saber qué futuro nos espera, me rindo a la tentación de hacer un ejercicio de escapismo. Me olvido del nosotros por un rato y me repliego en el yo. Me ensimismo.

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