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Crítica de música

Una proeza vocal admirable

Viernes, 29 de marzo 2024, 08:15

Se lo había avisado a mis numerosos contactos melómanos, que esta iba a ser seguramente la mayor hazaña de canto que jamás hayan presenciado, y ... así resultó: un espectacular derroche de canto de dificultad suprema, de saltos interválicos inverosímiles, con descensos arriesgados a tesituras baritonales y ascensos increíbles a zonas sobreagudas de poner la carne de gallina. En mi vida había visto un atrevimiento semejante en un recital, incluyendo tres de las escenas rossinianas más complicadas de cantar que yo conozca y además una detrás de otra. Moisés Marín es un cantante muy generoso en sus recitales, quizá hasta en exceso (que la voz es un don que hay que cuidar con mimo) y se entrega con una valentía asombrosa que es preciso agradecer. Además, fue un concierto sumamente instructivo sobre la evolución de la voz en la historia del canto, con este peculiar tipo de cantante con cualidades baritonales en la zona más grave, junto con brillante ascenso a las zonas más agudas de la voz humana, que se dio en llamar «baritenor», siguiendo los pasos del gran cantante de principios del siglo XIX, Andrea Nozzari, considerado el primero y más grande baritenor, al que el gran Rossini dedicó papeles de dificultad técnica escalofriante.

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