El parón de la economía española durante el verano fue más intenso del que calculó inicialmente el Instituto Nacional de Estadística: la actividad solo creció un 0,1% respecto al segundo trimestre –una décima menos de lo anunciado–, frente al 2% precedente. El brusco frenazo ... del consumo y la inversión explica esa evolución, relacionada a su vez con la escalada de los precios y el aumento de los tipos de interés para contenerla. Pese a esa aguda desaceleración, los indicadores conocidos en las últimas semanas evidencian un comportamiento de la economía mejor del esperado en plena guerra en Ucrania y alejan el temor a una recesión inminente, según acaba de anunciar el Banco de España. Ese escenario más favorable tiene su reflejo en la resistencia del empleo y se ve favorecido por una inflación que ha moderado su ascenso hasta el 6,8%, el menor de la UE. La revisión de los Datos de Contabilidad Nacional por parte del INE, que ha elevado el incremento interanual del PIB hasta el 4,4% en el tercer trimestre, supone un alivio para el Gobierno. Pero por sí solo no tiene por qué afectar al estado de ánimo ciudadano sobre la economía, que será determinante en el año electoral en ciernes.

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