Secciones
Servicios
Destacamos
A mí me sacó una vez al escenario Moncho Borrajo y me empezó a decir cosas con ese verbo suyo superdotado mientras el auditorio se derrumbaba en un reventón de carcajadas. Borrajo era como una manguera abierta que se le hubiera escapado al jardinero lazando ... por todas partes bromas sobre mí. La gente se volvía loca en sus butacas; entre una risotada y la siguiente yo los veía coger aire como las carpas de la Grajera y se secaban los ojos dando patadas contra el suelo. Me lo pasé mejor que el público, hay que saber reírse de un mismo y siempre me he tomado con humor mis imperfecciones; bajo la pantalla del ordenador tengo un muñequito de Drácula que me regalaron una vez porque mis colmillos gigantescos son el sueño húmedo de todo odontólogo. Soy así y es lo que hay, la vida ya es bastante complicada como para andar inventándose nuevas preocupaciones.
Hay una linea muy fina entre la broma gamberra y el bullying pero cierta clase de humor necesita discurrir por ese terreno minado. Como nadie está legitimado para decidir qué es lo que le puede ofender a otro son los jueces los que trazan la frontera entre la libertad y el delito. El chiste de Chris Rock sobre la alopecia de Jada Pinkett fue muy poco afortunado y es una obviedad decir que la bofetada de Will Smith estuvo fuera de lugar porque esa clase de violencia desacredita a la víctima. Lo bueno es que le dio emoción a una gala que iba a ser otro somnífero, y ya recordaremos siempre esa hostia de los Oscar igual que el capón de Ruiz-Mateos a Boyer o el puñetazo de Jesús Gil a aquel tipo con gafitas del Compostela.
No sé yo qué gracia tiene decirle a un miope que es miope o a un calvo que es calvo salvo que uno tenga la brillantez de Borrajo o el talento de Quevedo: «Érase un hombre a una nariz pegado, érase una nariz superlativa, érase una nariz sayón y escriba, érase un pez espada muy barbado». Si a uno lo ridiculizan tendría que ser con obras de arte así, y entonces lo que hay que hacer es levantarse, aplaudir, pensar una réplica ingeniosa y luego coger del cuello al contrincante pero para llevarlo a un bar y emborracharse con él.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.