La celebración cada 21 de noviembre, a instancias de Naciones Unidas, del día mundial en recuerdo de las víctimas de la violencia vial invita al conjunto de la sociedad a reflexionar sobre las consecuencias de los accidentes de circulación. Un tipo de siniestralidad al que ... le cuesta trascender del ámbito que conforman los familiares y amigos de los fallecidos y los heridos y al que la atención exigida por la pandemia ha restado repercusión social. Pero las estadísticas indican que debe tenerla; 2020 registró 1.370 fallecidos en las vías españolas, un 22% menos que el ejercicio anterior que cabe explicar en gran parte por el largo periodo de restricción de la movilidad. Las causas de la gran mayoría de los siniestros –distracciones, consumo de alcohol y velocidad excesiva– siguen indicando que hablamos de muertes y lesiones evitables. El trabajo de las asociaciones de afectados, capaces de transformar el dolor de una pérdida tan desgarradora como la de un hijo en compromiso para mejorar la seguridad en las carreteras, merece la colaboración más activa de instituciones y ciudadanos en favor de la asistencia a los damnificados y la reeducación de los infractores.
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