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Si se admite que matar a otro puede tener una justificación política es que estamos locos. Si se sostiene, activa o pasivamente, la utilidad de la violencia es que vivimos en la indignidad. Si se aclama y ensalza al asesino, disculpando así su conducta, es ... que una enfermedad ha destruido como una termita la arquitectura moral del individuo. Si lo hace una sociedad amparada en la fuerza de la colectividad es que la epidemia no tiene cura. Si se cierran los ojos para simular no ver es porque se cree que el silencio no te hace culpable de consentir el delito. Si a la conciencia no repugna el asesinato de otros solo porque es de 'los otros' y no de 'los nuestros' es que no queda esperanza. No se puede vivir abrazado a la ignominia sin mancharse.

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larioja El dolor ajeno