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División energética

Editorial ·

Jueves, 3 de febrero 2022, 01:00

La catalogación por la UE de la producción nuclear y del gas como energías verdes, con carácter transitorio para tratar de alcanzar la neutralidad en las emisiones contaminantes en 2050, ha dejado al descubierto la disparidad de criterios que mantienen los socios comunitarios en un ... terreno clave para el progreso medioambiental, social y económico. La Comisión defiende que la polémica etiqueta temporal encauza las posiciones –la de España es crítica– en una vía intermedia que permite clarificar a los inversores a qué fuentes energéticas dirigir los esfuerzos financieros imprescindibles para avanzar hacia una Europa ambientalmente sostenible. Es razonable que el Ejecutivo europeo se decante por el criterio realista que asume la imposibilidad de encarar la transición energética prescindiendo de algunas de las fuentes disponibles. Pero en la práctica, la discutible etiqueta verde para la nuclear y el gas se alinea con las pretensiones de las economías más poderosas de la Unión –Alemania y Francia– desoyendo, al tiempo, el criterio de los expertos. La división no se ha atenuado, se ha hecho patente. Y subraya las divergencias europeas ante la pretensión de descarbonizar la Unión.

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