El comisario europeo Paolo Gentiloni, que acudió a España la semana pasada a participar en un seminario de economía, reiteró ante Pedro Sánchez y Nadia Calviño la conveniencia de que se lleven a cabo las reformas de las pensiones y del mercado laboral en los ... términos acordados con la Comisión Europea. En lo referente al mercado de trabajo, el ministro europeo recalcó que la nueva norma deberá corregir la excesiva temporalidad y precariedad del empleo, pero sin lastrar la competitividad de las empresas. Esta posición, ya conocida, hace obligado que el Gobierno quiera cimentar la reforma laboral sobre el acuerdo de empresarios y trabajadores. Y de ahí la prudencia de la vicepresidenta económica y del propio presidente del Ejecutivo, temerosos ambos de que la dureza de Yolanda Díaz excluya a la patronal, dado que el acuerdo de coalición firmado en diciembre de 2019 por Sánchez e Iglesias es rotundo sobre la reforma. La vigente, que se hizo mediante decreto ley y sin el apoyo sindical, privaba a los trabajadores de buena parte de su capacidad de negociación colectiva y precarizaba el empleo. Ahora habrá que conseguir que los empleadores admitan el reequilibrio normativo.
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Este asunto, ya de por sí complejo, en el que Yolanda Díaz ha reclamado su autonomía –una cuestión vidriosa porque, aunque el Gobierno sea un órgano colegiado y solidario, es también cierto que se trata de una coalición desequilibrada–, se ha complicado por la interferencia de varios miembros de Unidas Podemos que han salido en defensa de Díaz, como si hubiera realmente una carrera en el seno del Ejecutivo. Por añadidura, Díaz, muy bien valorada en las encuestas, encabeza una operación de reagrupamiento de las fuerzas situadas a la izquierda del PSOE –Podemos, IU, Más País, los comunes, Compromís, etc.– que declara tener vocación de transversalidad, contra la que el PSOE busca protegerse, ya que ve el riesgo de que jóvenes socialistas se dejen seducir por la nueva líder. Todo ello ha generado una mezcla explosiva, que ayer intentó desactivar Sánchez al mantener a Díaz como protagonista de la reforma laboral, a cambio de reconocer la coordinación interna del gabinete a cargo de Calviño. PSOE y Podemos saben que la alternativa a la resolución de la crisis es la convocatoria de elecciones, que con seguridad ambos actores evitarán, conscientes de que la previsible recuperación económica sea el bálsamo que los eleve a mayores cotas de popularidad.
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