Disfunciones

Esquivar a los medios -se puede asegurar, sin miedo a equivocarse, que sus presencias ante los micrófonos han sido a cuentagotas-, imponer convocatorias de prensa sin derecho a preguntas -como la del abrazo con Pablo Iglesias- o limitarlas despóticamente a un número cicatero de preguntas -dos máximo, por ejemplo- son tres maneras de robar a los ciudadanos las explicaciones que les debe ofrecer por sus decisiones y de negarles respuestas. Alguien debería recordarle que la Constitución, con la que, por cierto, juega sin rubor como un trilero con su bolita, ampara el derecho a la información. Y si unos (administrados) tienen un fuero es porque otros (administradores) tienen una obligación. Esto también se lo deberían recordar. ¿Que los interrogantes resultan incómodos para el interpelado? Ya... ¿Y? No serán lo suficientemente molestos como para robarle el sueño, aunque ya sabemos que las causas del insomnio presidencial son tan cambiantes como el tiempo.

Hablando del clima. Madrid nos enorgulleció a muchos españoles por la organización en tiempo récord de la COP25. Pero el resultado, pese al 'efecto Greta', fue frustrante: persistimos en no comprometernos con nuestros hijos a legarles un mundo mejor. Qué caro pagaremos tamaña disfuncionalidad.