Secciones
Servicios
Destacamos
Afirman los sociólogos que la sociedad actual está mucho más diversificada que hace cien años, y debe de ser cierto porque hay muchas más marcas de coches, de pantalones y de móviles, aunque la Liga de fútbol -por las informaciones que me llegan- continúan ganándola ... los mismos, al menos la de Primera. Sin embargo, tengo la ligera impresión de que las fiestas no han variado tanto en cuanto a actos. Sí, me doy cuenta de que existe el día del Niño, el del Jubilado, el de las Mujeres, ninguno de los cuales se celebraba en el siglo XVI; acepto que abundan las degustaciones y las calderetas, plenas de delicadezas que los necesitados ni soñaban en las épocas en que se construían tantos palacios e iglesias; sé que los sueldos mensuales colaboran de manera que el personal salga a la calle a algo más que a verlas venir.
No obstante, con frecuencia escucho las declaraciones de los alcaldes que, tras el lanzamiento del cohete, declaran que son docenas de actos las que adornan el programa de festejos de este año. Es cierto, mas siempre citan como fundamentales los mismos que existían en la época del Barroco: procesión con el santo o santa, toros-novillos-vacas-encierros, música, fuegos artificiales. ¿Quién lo cambia? Y ahí me tienen ustedes en todas nuestras localidades a los sufridos concejales de festejos exprimiéndose la sesera para regalar a los ciudadanos con novedades que resulten atractivas.
Otro tema que no cambia ni a tiros son los muy distintos pareceres que sobrevuelan las fechas que han de marcar cada año los sanmateos de la pacífica capital (sin contar con la mítica unificación cromática del pañuelo de fiestas): que si la semana natural o artificial, que si el colegio de los mocetes... En otras localidades lo han debido de tener más fácil. Por ejemplo, he recorrido distintas poblaciones españolas donde se celebraba la fiesta de san Martín en noviembre y, al haber variado tanto la vida desde los tiempos de la industrialización, han trasladado la festividad al verano, tiempo en el que se reúne en el pueblo la mayoría de los paisanos.
En mi mismo pueblo, que es ciudad, nos ocurre algo semejante. El chupinazo puede lanzarse el 9, 10, 11, 12, 13 o 14 de septiembre, según caiga el domingo siguiente al día 8, fecha de la Natividad de la Virgen (jódete y baila, Micaila), y creo recordar que algunos ayuntamientos han intentado cambiar esta costumbre secular mediante consultas populares, pero los votos en sentido contrario no han permitido prosperar la propuesta municipal. Por el contrario, en alguna ocasión les he citado el caso de Cenicero, la ciudad de donde es mi amiga Esther Novalgos, cuyas autoridades mudaron en 1878 la fiesta de santa Daría del 25 de octubre al 3 de septiembre por eso de las labores de la vendimia. Los de la Libertad fueron pioneros.
En fin, que lo importante es que nuestros queridos festejos salgan bien y, si hay esperar para conseguir algunos cambios, paciencia. Mis paisanos han esperado desde 1965 y este jueves pasado el arzobispado de Pamplona ha donado al Ayuntamiento de Viana las monumentales ruinas restauradas de una de las iglesias góticas más bellas de la antigua diócesis de Calahorra y La Calzada, la de San Pedro, con los jardines de Serrat y una gran sala aledaña. Un espacio conocido y visitado por numerosos riojanos. Que ustedes lo disfruten.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.