¡Que dimitan!

Es evidente que desde 1978 la sociedad española es otra. Leyes como las del divorcio, el aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo a las que tanto se resistieron las derechas supusieron una convulsión al aprobarse o al modificarse para adaptarse a la mentalidad de una sociedad que evolucionaba. Hoy incluso quienes no las votaron han terminado por aceptarlas y utilizarlas (toda una hipocresía).

Tras la violación grupal de La Manada y la desastrosa sentencia de la Audiencia de Navarra la sociedad reivindicó la urgencia de modificar el modelo penal vigente desde 1989 para los delitos contra la libertad sexual que obligaba a la víctima a tener que demostrar una resistencia heroica para poder acreditar la violación. Que el consentimiento debía convertirse en el inspirador de la reforma se convirtió en una reivindicación transversal y mayoritaria en las calles. Estoy segura de que nadie pudo imaginar entonces lo que está ocurriendo, es decir, que más de 700 condenados por delitos sexuales iban a verse beneficiados de una norma nacida para protegernos. Tanto si es por error de la ley o por malvada interpretación de la misma lo urgente era taponar la sangría y no esconderse tras discursos que eluden la (i)responsabilidad. Creo que en este terrible embrollo a alguien le ha sobrado arrogancia y le ha faltado empatía hacia una sociedad adulta.

Dos cosas son peligrosas en política, la actitud maximalista de creer que siempre se lleva razón y el adanismo de pretender que la historia comienza contigo. Si ser capaz de poner en duda los propios postulados es un síntoma de inteligencia, quizá Irene Montero debe plantearse no sólo que algo no se ha hecho bien sino que el feminismo nació hace siglos y que si hoy es titular del ministerio de Igualdad es porque a muchas mujeres les rompieron el cuerpo y los sueños hasta conseguirlo.

Dicen en Podemos que la reforma de la ley del 'solo sí es sí' nos devuelve a la ley de la Manada apoyándose en los votos de la derecha. Yo creo que intentar subsanar este fiasco es mejor hacerlo con los votos que sean antes que mantener el desastre apoyándose solo en la soberbia. Asimismo, si creen sinceramente que, con esta rectificación, el gobierno del que forman parte está traicionando a las mujeres no entiendo por qué permanecen en él. Por coherencia, si quieren dar lecciones políticas y no mancharse con la infamia que censuran espero que Irene Montero e Ione Belarra dimitan.