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A mí, qué quieren que les diga, el ya exprimer ministro británico Boris Jonhson, como a la mayoría de los compromisarios de su propio partido, no me caía muy bien.
Por lo que cuentan los periódicos, el 'Wallpapergate' ('Caso del papel de empapelar') es el ... último escándalo en el que se ha visto involucrado 'el rubiales', que dicen que supuestamente remodeló su residencia oficial del número 10 de Downing Street con donaciones, cosa esta que al parecer podría constituir un delito.
Pero no es de ese posible delito de lo que hoy les quiero hablar. Él sabrá cómo ha pagado las compras que ha hecho y si estaba o no estaba autorizado para hacerlas. Lo que me choca es alguna de las cosas que dice el Independent que el matrimonio ha comprado, como esos rollos de papel de empapelar adquiridos al módico precio de 900 libras el metro. Pero no le busquemos cinco pies al gato, porque con los rollos de papel puede que no haya sido demasiado el gasto provocado. A fin de cuentas no sabemos la cantidad de metros de ese papel «de las mil y una noches» que se compraron.
Y otra de las cosillas en las que la parejita se gastó la pasta gansa fue en unos sofás, en los que el ex primer y su esposa (Dña. Carrie) dejaron 17.000 libras del ala, cosa que tampoco admite crítica serena, porque nada sabemos de cuantos fueron los sofás que se compraron
Y lo mismo pasa con el carrito. ¡Ah, sí!, que no les he comentado... Que también se compraron un carrito de esos para llevar las bebidas. Un carrito en el que, por lo que dicen, se gastaron la cantidad de 4.340 libras de la bota. Cosa que tampoco resulta criticable en absoluto, porque no sabemos la cantidad de botellas que el susodicho carrito tiene que transportar. Por lo que vemos cuando vienen a Magaluz o nos visitan para ver cómo les gana el Real Madrid, los ingleses resultan gente de buen soplar y es por eso por lo que también debemos ser cuidadosos con lo del carrito. Carrito que, de todas formas y por lo que 'el rubiales' y su esposa pagaron por él, debiera de ser del tamaño de la galera con la que acarreaba mi tío Tomasín.
Y ahora, y ya a punto de acabar, quiero hablarles de un gasto que no soy capaz, y mira que lo intento, y lo intento, de llegar a comprender. Fíjense. El expresi y su esposa doña Carrie, y según sigue diciendo el periódico, se gastaron seiscientas libras en paños de cocina. ¡Oigan, con un par de cartofen! ¡Seiscientas libras en paños de cocina! Cosa esta que no siendo capaz de entender, no hago más que preguntarme el tamaño y lo sucia que debía de tener esta gente la cocina para necesitar seiscientas pounds de paños para dejarla como los chorros del oro. De verdad, por muy ingleses que sean... all a shame, a bloody shame.
Hasta el domingo que viene, si Dios quiere, y ya saben, no tengan miedo.
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