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Verán, antes de empezar les voy a contar un chiste de gallegos: un gallego visita a un médico porque tiene una infección en la piel. ¿Y le pica?, le pregunta el médico. Bueno, contesta el gallego. Pero le pica o no le pica, le insiste ... el médico. ¡Hombre!, si tiene que picar, pica.
Dicen que los gallegos suelen responder a una pregunta con otra; vamos, que no se definen. Por eso es por lo que me extraña lo que está pasando con nuestra vicepresidenta primera de Gobierno, la coruñesa Nadia Calviño, que no es que no se defina, o que responda a nuestras preguntas con otras preguntas; es que son tantos los vaticinios económicos que nos hace y no se cumplen, que la verdad es que con esta mujer uno ya no sabe a qué carta quedarse.
Y así, en sus intervenciones, no es que habiendo dicho digo pase luego a decir Diego, es que hay tanta diferencia entre lo primero que dice y lo que dice después, que queriendo decir digo, dice lo que quiere decir Pedro, por poner un ejemplo.
Y si no me creen, échenle un ojo a estas perlas de la rapaciña de A Coruña, que lo mismo dice que «vamos a ser la economía europea de mayor crecimiento», que advierte a empresas y hogares que se vayan preparando para vivir «unos trimestres complejos y complicados por la inflación».
O cuando, en una rueda de prensa posterior a un Consejo de Ministros, la sin par Calviño declaraba impertérrita que «el crecimiento de España se está acelerando». Y que, como pueden leer, nada tiene que ver con eso que nos había dicho antes de que «tenemos que prepararnos y trabajar con un escenario de inflación más persistente y elevado, en el que los próximos trimestres van a ser complicados».
Cambios y más cambios de opinión por querer augurar el futuro y no querer augurarlo a la gallega, porque ya me dirán ustedes si no hubiera sido mejor que, preguntada por la inflación, hubiera respondido aquello de «si tiene que subir, subirá», que es lo que un gallego como ella hubiera contestado a sus interrogadores, en lugar de decir que «la escalada de precios alcanzaría su pico en marzo y que iría desacelerándose en los próximos meses». Resumiendo, que, al parecer, la inflación irá bajando como suben las cosas en mi pueblo.
Pues nada más, que no digo nada más; solo pedirle a doña Nadia Calviño que no nos líe, porque con tantos decires diferentes lo único que va a conseguir es que con lo buena profesional que es, terminemos por perder la confianza en ella. Y hablando de confiar en alguien, ya saben lo que dicen por aquellas tierras del apóstol Santiago: amiguiños sí, pero la vaquiña por lo que vale. Eso, Nadia, cuidado con las cifras, la vaquiña por lo que vale. ¿Estamos?
Pues nada más, hasta el domingo que viene, si Dios quiere, y ya saben, no tengan miedo.
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