La dramática cifra de 10.400 muertos en el intento de llegar por mar a Canarias y el enorme aumento de fallecidos –58% más que el año anterior– en este trayecto conforman el peor balance desde que el observatorio Caminando Fronteras comenzó a recopilar datos, ... en 2007. Un incremento que se explica por el uso de embarcaciones precarias y rutas cada vez más peligrosas para alcanzar la principal puerta de entrada de la inmigración irregular en España y el camino más letal del mundo. La constatación de tantas esperanzas ahogadas en el Atlántico debe sacudir a una sociedad más preocupada por las llegadas cotidianas de los que sobreviven. Incluso el mejor ánimo solidario con los que huyen de la pobreza y la persecución tropieza con la incapacidad política para acordar un abordaje integral del fenómeno migratorio. Que los partidos sigan considerándolo campo para la disputa no terminará con los frecuentes naufragios, ni conseguirá que la Unión Europea asuma que debe imponerse a los egoísmos nacionales. La proliferación de salidas desde Mauritania cuestiona además la gestión del Gobierno para lograr la imprescindible colaboración de los países de origen.

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