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A este ritmo, le puede sobrar legislatura al alcalde de Logroño, Conrado Escobar, para deshacer proyectos que su antecesor desarrolló en la ciudad. Primero fue la calle Sagasta, que se queda como está. Luego fue el viraje sobre el Centro de la Cultura del Rioja. ... Y ahora el turno es para la céntrica avenida de Portugal que, según anunció ayer la portavoz municipal, Celia Sanz, será revertida a su estado anterior: sin carriles bici y con estacionamiento de vehículos permitido. La legitimidad que ampara al nuevo ejecutivo municipal para tomar estas decisiones es similar a la que tuvo su antecesor para desarrollar las suyas. Aunque lo pretenda, ni siquiera esos aireados encuentros con vecinos y comerciantes que esgrime Sanz, que en ningún caso alcanzaron ni a todos los comerciantes ni a todos los vecinos, como algunos denunciaron, le otorgan mayor aval a otra decisión que se antoja, como mínimo, precipitada. Lo evidencia la falta de una opción alternativa. Y, para añadir gravedad al asunto, la decisión pone en peligro los fondos de la Unión Europea con los que se ha pagado parte del proyecto que se proyecta deshacer. Y eso significa que Logroño tendrá que devolver el dinero recibido, algo que, pese a todo, no es lo más grave de las decisiones y de la actitud del gobierno municipal de Escobar.
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