Ya fuese su desencadenante el fanatismo antisemita radical de una minoría o la respuesta a supuestas provocaciones de ciudadanos israelíes, los violentos enfrentamientos registrados en la noche del jueves en Amsterdam entre simpatizantes propalestinos e hinchas del Maccabi de Tel Aviv representan una manifestación de ... odio hacia el diferente absolutamente injustificable en cualquier país civilizado y ante la que no cabe mirar hacia otro lado. Los incidentes tras el partido de fútbol entre ese equipo y el Ajax se saldaron con 62 detenidos después de que una turba atacara a aficionados judíos, con los que se habían producido escenas previas de tensión en el estadio, en las inmediaciones de los hoteles donde se hospedaban. La condición religiosa, la nacionalidad o la censurable gestión del Gobierno de Benjamín Netanyahu en la guerra de Gaza en modo alguno pueden servir de coartada para salvajes agresiones –al parecer, organizadas– como las que recogen algunos vídeos. Actuaciones de esa índole flaco favor hacen a la causa palestina, cuyo nombre enarbolaron algunos de los arrestados, y solo sirven para alimentar el discurso de quienes la confunden con la violencia.
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