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La nueva ley del alcohol que impulsa el Ministerio de Sanidad está pensada para restringir su consumo entre los más jóvenes y colocar mayores trabas ... a su venta y utilización en espacios públicos. En la práctica, es una auténtica llamada de atención a sus mayores, sean sus propias familias o las instituciones públicas con capacidad de control en este asunto. La norma que ha aprobado el Consejo de Ministros, pendiente de votación en el Congreso, mide el alcance del problema en España porque se concentra en frenar la ingesta de bebidas alcohólicas en niños y adolescentes. Puede sonar duro, pero eludir una realidad sólo contribuiría a agravar el problema. Consumirlas estará prohibido para todos los menores de 18 años, una vez considerado ilegal su comercio a este público. El gran reto será cómo aplicar con eficacia estas restricciones en una sociedad acostumbrada a convivir sin aparentes conflictos con el alcohol y que, además, lo utiliza como una vía natural de socialización. Que lo tolera en situaciones de ocio y diversión hasta convertir 'la fiesta' casi en una seña de identidad cultural.
Parece razonable prohibir el consumo de alcohol a todos los públicos en centros docentes –salvo universidades–, residencias de estudiantes con menores y espacios deportivos, de ocio o dedicados a espectáculos para adolescentes. Para reforzar los impedimentos, se vetará la venta en las tiendas de chuches y se exigirá licencia a los bazares para poder ofrecer estas bebidas a los adultos. Incluso, se autorizarán controles de alcoholemia a menores en institutos. La realidad es más compleja y, seguramente, imposible de reordenar sólo con sanciones y medidas coercitivas. Ya ocurrió con el fenómeno de los salones de juego y apuestas, otra 'costumbre' asentada socialmente que afecta a los jóvenes. De poco sirven las campañas de concienciación si las instituciones autorizan luego la apertura de locales a las puertas de colegios e institutos por mucho que intenten corregirlo con restricciones en los accesos.
La responsabilidad en un negocio como el alcohol es esencial. La nueva ley endurecerá las limitaciones en publicidad, desterrada desde hace tiempo de los equipos deportivos, espejo de la juventud. Ahora deberá estar alejada de centros educativos y parques, y prohibida de destilados 0,0, con la excepción de la cerveza y el vino sin alcohol. La información también ayuda a una sociedad a ganar en salud y por eso la educación, en casa y fuera, vuelve a ser fundamental.
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