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Un diálogo inviable

EDITORIAL ·

Las fuerzas independentistas, ahora más centradas en su lucha por la hegemonía, solo pueden ser escuchadas dentro del marco de la legalidad

Lunes, 3 de agosto 2020, 09:08

La pandemia ha interrumpido el proceso de diálogo abierto entre el Gobierno central y las fuerzas independentistas, una condición de ERC para facilitar la investidura de Sánchez. En febrero se celebró un primer encuentro, pero ya no ha habido ocasión de una segunda ronda, que ... tropezó desde el primer momento con la intención declarada de Torra –es decir, de Puigdemont– de convocar elecciones, circunstancia que también ha debido aplazarse por el coronavirus. En realidad, los posconvergentes de JxCAT nunca han visto con buenos ojos una iniciativa de diálogo urdida por ERC, y que por supuesto excluiría la ruptura unilateral. Por ello, no ha sorprendido que ERC haya aprovechado el recurso de la Fiscalía contra el tercer grado de los condenados por el 'procés' para alinearse con JxCat contra el diálogo. El vicepresidente republicano Aragonès, a las puertas de la cárcel de Lledoners, avisó a Sánchez de que el Govern solo se sentará en la mesa si hay amnistía. ERC, además, es consciente de que el PSOE ya no necesita imperativamente su apoyo, ya que se le han abierto otras opciones alternativas, y sabe por tanto que su capacidad de persuasión sobre Sánchez ha menguado mucho. Hablar de amnistías a estas alturas es estar fuera de la realidad. Como ha dicho el líder del PSC, Miquel Iceta, la amnistía es una figura que «corresponde a un cambio de régimen», como sucedió en la Transición. Y todo el mundo ha entendido que las dos fuerzas soberanistas, dispuestas a competir por la hegemonía a cara de perro, han encontrado la ocasión para relegar un diálogo impertinente en este momento; el propio Iceta considera que el actual contexto preelectoral en Cataluña «no favorece» la reunión: «En un momento en el que todos los partidos se miran los unos a los otros con recelo, con ganas de marcar territorio y aprovechar los malos pasos para erosionar, quizá no sea el mejor momento». Parece evidente que no lo es. En definitiva, estamos abocados a unas elecciones en Cataluña que, según las encuestas, no traerán grandes cambios y en las que está en juego la primacía –JxCat y ERC se la disputan– y la correlación entre fuerzas soberanistas y no soberanistas. Pero sean cuales sean los resultados, y en un clima social de gran preocupación por la pandemia y de cambio de perspectiva con respecto al papel del Estado en tales emergencias, la solución seguirá estando en el marco estricto de la legalidad. Si los futuros designios de negociación entienden este axioma, la solución estará mucho más cerca.

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