Diada dividida

El 'procés' independentista ha intentado en los últimos años hacer de la Diada una conmemoración exclusivista cada 11 de septiembre. Esta vez, cuando más dividido se encuentra el secesionismo, los seguidores de Junqueras y los de Puigdemont han recurrido a la fiesta que siempre pretendió ser de todos los catalanes para apropiarse institucionalmente de ella, consagrando la ruptura en el seno de la autonomía catalana a favor de la desconexión respecto al Estado constitucional. Es inevitable recordar los acontecimientos de hoy hace dos años en el Parlamento de Cataluña, cuando también la entente entre post-pujolistas, republicanos y las CUP procedieron a quebrar la legalidad constitucional y estatutaria para dar apariencia de normalidad a la exclusión del resto de la Cámara autonómica con tal de sacar adelante las leyes de desconexión. Dos años después, cuando el independentismo no es capaz de trazar ruta alguna hacia su ya frustrada quimera, sus organizaciones y dirigentes aparcan diferencias para endosar a la sociedad catalana en su conjunto el oprobio de la división. Si ya la Diada conmemoraba una derrota, el daño infligido por el secesionismo al pluralismo en Cataluña constituye una herida fatal.