El detector de fascistas

Exactamente la misma estrategia han seguido en el desfile del Orgullo 2019 en Madrid. La organización decidió otorgar el protagonismo a las personas pioneras en la lucha por los derechos LGTBI que encabezaron la manifestación en vez de a los partidos políticos. Ciudadanos no firmó el manifiesto pero no quiso renunciar a la gloria que proporciona el glamour del espectáculo. Allí llegó Arrimadas, como actriz principal y otros dirigentes, como figurantes del reparto. Fueron increpados por manifestantes que les reprochaban sus pactos con VOX. Según los informes hicieron caso omiso de las indicaciones de los policías que les protegían. No justifico ningún tipo de insulto, gritos o lanzamiento de objetos ni contra políticos ni contra nadie, pero creo sinceramente que la reacción de Ciudadanos es tan desproporcionada como hipócrita.

Quienes han asistido alguna vez a este desfile -yo lo he hecho varias veces- saben que es una fiesta reivindicativa a la que asiste tal cantidad de gente que con total seguridad solo una mínima parte se enteró del incidente hasta que lo vio en televisión. El comportamiento es totalmente pacífico y afable. Querer desprestigiar, sobreactuando, una causa global que tiene que ver con la esencia de los derechos civiles por la falta de respeto de unos cuantos es de una mala fe evidente. Culpabilizar al ministro del Interior, el juez Grande Marlaska, reconocido activista LGTB, es otra exageración. Insistir en que el ministro puso la diana en la globalidad de los votantes de Ciudadanos, otra desmesura. Acusar a otros partidos de fomentar el odio hacia ellos, otro exceso más. Presentar una denuncia, parte del plan. Hasta ahora a Ciudadanos estos espectáculos le han sido rentables, pero el abuso resulta chapucero. España tiene más problemas que el afán de notoriedad de quienes predican la tolerancia y practican el enfrentamiento.

Inés Arrimadas, vociferando, ha llamado a los organizadores «intolerantes que se asemejan mucho a los fascistas de toda la vida», generadores de odio en el 'Día de la Vergüenza'. Todo un teatrillo. Imagino la sorpresa de un colectivo que ha sufrido la represión históricamente al ser acusado de 'fascista'. No olvidemos que en España, durante la dictadura, se les aplicaba la ley de peligrosidad social, se les encarcelaba por escándalo público, les daban palizas por actuar en clubes nocturnos o los torturaban en los calabozos. No entiendo este ensañamiento de las tres derechas contra los movimientos feministas y LGTBI, hoy por hoy, la vanguardia de la protección de nuestros derechos y de la lucha por la igualdad.

Me escandaliza que Ciudadanos vea fascistas por todos lados menos entre aquellos con los que pacta aparentando que no pacta y que pretenden devolvernos al franquismo y al concilio de Trento. Pueden engañarse a sí mismos pero no pueden engañarnos a todos al mismo tiempo. Están en lucha dos modelos de sociedad: uno excluyente y otro inclusivo. Conviene recordar aquí las palabras que Pedro Zerolo le respondió a Ana Botella en octubre de 2003: «En su modelo de sociedad no quepo yo; en el mío, sí cabe usted». Señora Arrimadas, cuando active el detector de fascistas mire a su alrededor.