Qué detalle

Un simple y rápido vistazo a la hemeroteca basta para que se revuelva el estómago con repugnantes y nauseabundos relatos de pederastas relacionados con sus propios hijos.

Al parecer, la nueva Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual establecerá que una sentencia contra quien agreda sexualmente o corrompa a un menor y contra quienes delincan instigando la prostitución deberá privarles de la patria potestad de sus hijos, o, al menos, inhabilitarles para el ejercicio de este derecho, de la tutela o del acogimiento por un plazo de 4 a 10 años. Los cambios que se prevén también establecen que el juez, como norma general, debe suspender las visitas a los acusados por violencia de género. La tesis que lo sostiene, según leo, es que un pederasta, un proxeneta o un maltratador no puede ser un buen padre.

Qué detalle. Parece mentira que esa posibilidad se haya mantenido en el tiempo, en el ordenamiento jurídico, sin que nadie hasta ahora haya promovido una corrección.

Pederasta y niño es una combinación inadmisible. Sea el niño propio o ajeno.

Es como meter a la zorra en el gallinero. En el gallinero propio, o ajeno.