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El domingo, todos los ciudadanos estábamos llamados a una última salida a nuestros balcones para agradecer la labor que han desarrollado los trabajadores esenciales durante la pandemia con una enorme ovación. Llegaron las 20 horas y la atronadora aclamación se quedó en unos tímidos y ... aislados aplausos. Lo que estaba llamado a ser un estrepitoso reconocimiento final de la sociedad riojana mutó en un insignificante y menguado gesto.

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