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Con el fuego que el domingo prendió en las faldas de Yerga ya controlado, no cabe sino lamentar semejante siniestro ecológico y medioambiental, aunque también reconocer la eficiencia de los trabajos de extinción que han permitido controlar el incendio en poco más de 24 horas. ... La rápida reacción de los equipos humanos y medios técnicos del Gobierno regional y la coordinada colaboración de los de otras administraciones han evitado, seguramente, un desastre de mayores proporciones. No obstante, no se puede tratar como una fatalidad menor la desaparición por efecto de las llamas de casi 200 hectáreas (¡200 campos de fútbol!) de arbolado, así como de otras 160 de monte bajo, con los graves daños colaterales que para el ecosistema supone. Los primeros indicios apuntan a que las llamas partieron en la tarde del domingo de una zona recreativa próxima a Autol, lo que induce a pensar en una grave imprudencia. Los llamamientos a extremar la responsabilidad y la precaución en el campo y en el monte que se repiten en estas fechas tienen su fundamento. Porque, como ha quedado probado, no hace falta ni un descuido para pasar del susto a la tragedia.
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