Ante los desafíos que atravesamos, prefiero las noticias que conducen hacia la esperanza que las que invitan con insistencia al desánimo preludiando algo peor.

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Según una encuesta del Centro de Estudios Sociológicos de finales de este verano, las principales preocupaciones de los españoles giran en ... torno a: los países que podría invadir Rusia en Europa tras Ucrania, los efectos de la pandemia en la economía y el empleo en España, o la mala situación económica con alzadas de precios no solo energéticos sino también de productos básicos o servicios, con nuevos impuestos a la vista.

Quedan, además, otros desafíos de alcance internacional y repercusión global como el devenir británico en manos de Liz Truss que algunos califican de ruinoso, el creciente impulso de la ultraderecha en Europa tras el triunfo de los Fratelli en Italia como movimiento político de corte postfascista en un país fundador de la Unión Europea y que es la tercera economía en ella; o el avance del partido de Marie Le Pen en Francia, sin olvidar el éxito del partido de los Demócratas en Suecia de corte neofascista, la rigidez del gobierno iraní que no duda en asesinar o reprimir impunemente a quienes reclaman un haz de libertad, o la enfermiza declaración de Putin de que atacar las regiones arrebatadas por la fuerza a Ucrania es un ataque a Rusia.

Desafíos de un mundo incierto tras decenios de estabilidad y crecimiento que socaban el status quo alcanzado, en manos de personajes políticos de catadura más que sospechosa liderando partidos que buscan banalizar su raíz fascista pero colisionan contra los valores que fundaron la Unión Europea, al frente de países y voluntades ciudadanas cada vez más desorientadas.

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Mirando hacia otros continentes, Brasil decide si continúa la era Bolsonaro o se decanta por un presidente que, con luces y sombras, representó una apertura esperanzadora: Lula. Hace frente al desafío de futuro mediante unas elecciones que parecen un 'dejà vu' al estilo Trump: el ultraderechista Bolsonaro y sus adeptos anuncian que si no ganan en las urnas, algo que es posible, denunciarán un fraude electoral.

Ante semejante panorama, prefiero decantar hacia novedades esperanzadoras como la aparición de un fármaco frente al deterioro cognitivo en las primeras fases de la enfermedad de Alzheimer con capacidad para reducir, al menos, en un 27% sus agresivos efectos. Aunque con prudencia, prefiero abrir la puerta de la esperanza, lejos del desánimo inmovilizador.

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