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La celebración institucional del día de la Fiesta Nacional fue ayer el reflejo de la frialdad y el distanciamiento que caracteriza las relaciones entre los responsables públicos siete meses después de que se declarara la pandemia. Solo su inexcusable presencia en el Palacio Real revistió ... de normalidad la conmemoración, atemperando las tensiones que han acaparado la escena política en las últimas semanas y reduciendo a la categoría de anécdotas la marcha automovilística de Vox por Madrid o los improperios de algunos ciudadanos hacia miembros del Gobierno. El coronavirus impidió que este año el 12 de octubre pudiera parecerse al de otros anteriores. Pero si la jornada quedó especialmente desangelada fue porque la presencia en el Patio de Armas del Rey, del presidente del Gobierno, del vicepresidente segundo y del presidente del CGPJ hacía recordar que el monarca fue 'dispensado' de acudir a un evento oficial en Barcelona, que Pablo Iglesias no acaba de asumir la independencia del Poder Judicial, que el órgano de gobierno de este continúa en una interinidad injustificable y que en ocasiones Pedro Sánchez transmite la sensación de contemporizar con las crisis institucionales.
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