La UE se dispone a revisar sus reglas fiscales, en suspenso desde la pandemia ante la urgencia de combatir una crisis excepcionalmente aguda con un agresivo aumento del gasto público. El obligado aparcamiento de la ortodoxia ha disparado la deuda y el déficit. Con la ... recuperación en marcha, Bruselas prepara el regreso a la disciplina presupuestaria a partir de 2023; un camino inevitable, aunque el ritmo para recorrerlo deberá adecuarse a la prioridad de consolidar un crecimiento sólido. Los 1,4 billones de euros de deuda acumulados por España, un máximo histórico equivalente a más del doble del tope del 60% del PIB fijado por la Unión, le obligarán a un esfuerzo sostenido en el tiempo que el Gobierno no podrá eludir, aunque por ahora prefiera volcarse en el anuncio de bonos y ayudas antes de las próximas elecciones. Es necesario un plan plurianual que haga compatibles la rebaja de esa carga y las necesidades de inversión y gasto social. El nivel de exigencia de los ajustes dependerá del rumbo que fije el nuevo Ejecutivo alemán. Pero, sea cual sea, nuestro país ha de ponerse manos a la obra cuanto antes para reducir un volumen de deuda insoportable que lastra su futuro.
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