La deportación de Djokovic

Las vacunas contra el COVID, un hito de la ciencia moderna por la rapidez con la que se han conseguido, son la principal herramienta en la lucha contra la pandemia y la más eficaz para mantener el flujo de pasajeros entre países. Muchos gobiernos así ... lo han entendido, Australia entre ellos, aplicando ciertas excepciones para casos puntuales. Pero nadie está por encima de las normas, ni siquiera Novak Djokovic, que se ha demostrado desidioso con todos los procedimientos administrativos, creyendo que con ser un deportista de élite iba a tener carta blanca. El gran tenista serbio no se ha vacunado, ni se ajustaba su situación a las excepciones contempladas por el país oceánico y, además, mintió en su declaración de entrada al país que, por cierto, realizó su abogado. Su caso, con él de vuelta a Europa deportado, no supone ningún ataque geoestratégico ni una demostración de inquina hacia los serbios. Es la constatación de que es necesario cumplir las normas para erradicar este virus, una misión en la que todos estamos involucrados y en la que los deportistas más importantes del planeta deben dar ejemplo, sobre todo a las generaciones más jóvenes.