Dejar tras de sí un bonito cadáver
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Ocón apura sus últimos gestos políticos sabiéndose amortizado, pero pintando un autorretrato sin manchaLo que ha hecho este viernes Francisco Ocón no es fácil. Uno diría, de hecho, que hace falta un cierto talento especial para conseguirlo, porque es casi un contranatura: quedarse sin un cargo de los que dan gusto (y dinero) y a la vez conseguir ... con ello darle una colleja al enemigo de regulares proporciones. Un «ahí os quedáis» repleto de mensajes para extraños y, sobre todo, para propios.
No es difícil ver la imagen que Ocón quiere dejar en esta su despedida. Por un lado, salvo milagro, en el corto plazo es hombre muerto. Su carrera política se acaba con la legislatura, tanto si hubiera viajado a Madrid como quedándose en Logroño. Sin apoyos de peso ni aquí ni allí, el viaje del casi todo a la casi nada del mandamás del PSOE riojano termina en mayo de 2023.
Pero visto lo visto, Ocón ha decidido, como los rockeros del refrán, vivir rápido, morir joven y dejar tras de sí un bonito cadáver. El relato que vende es fácil de comprar: ahí va el hombre que cogió un partido que no había ganado una elección desde que cantaba Pepe Blanco, le hizo ganar todas las posibles, aupó a Andreu a la presidencia, fue traicionado por ésta, renunció a pelear por el bien del partido y se fue sin pillar cacho pese a que se lo daban en bandeja.
Es una historia bonita, aunque como a casi todas la lupa le sienta solo medio bien. Porque su renuncia a la lucha por la secretaría se puede explicar con la misma lógica (y menos angelismo) por la práctica seguridad de una derrota. Y porque por mucho que insistiera este viernes, que su paso al Senado era algo pactado y negociado con Andreu (directamente o con Ferraz interpuesto, que para el caso) lo sabe hasta el bedel del Parlamento. No sin resistencias e incluso algún intento postrero de hundir la cosa.
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Y hay, en fin, algo de fino envenenador cortesano en eso de esperar a que el senador Raúl Díaz hubiera dimitido sin remedio para dar la larga cambiada y soltar el «que os den». Una crueldad innecesaria, se podría decir, si no fuera porque en el PSOE riojano el umbral de lo cruel está tan alto que casi ni se ve. Sea o no innecesario: esta semana se ha conocido cómo Andreu ha descabezado al presidente de las Juventudes y a tres asesores del Parlamento que no le molestaban ni un poquito. Pero a estas alturas el hacha de la presidenta tiene más muescas que la puerta de un lavabo, así que ya es casi una cuestión de costumbre.
Ahora el PSOE riojano tendrá que mandar a otro alguien a Madrid (donde es de suponer que andarán flipando con los de Logroño) y deberá decidir quién la semana que viene. A uno, que es de natural mas bien poco cotilla, le encantaría sin embargo poner una cámara en la reunión del Grupo Socialista que tenga que dilucidarlo. Porque será Andreu quien lo mande, claro, pero el cara a cara de dos grupos de parlamentarios que no se toman ni un café juntos va a ser, después de lo de este viernes, glorioso.
Pero oiga, que uno nunca sabe nada en política. Si resulta que dentro de año y medio Andreu se mete sonoro batacazo en las autonómicas, habrá muchas cabezas cortadas que empezarán de golpe a hablar.
Y habrá por ahí rondando un cadáver político de muy bonita factura, que reirá entonces el último.
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