No a defendernos

Como si el hecho de que estados soberanos pidan o no su adhesión a la OTAN fuera equiparable a que Rusia vaya bombardeando países ex-soviéticos y amenazando al resto con sus bombas nucleares si se ponen gallitos. Como si fuera equiparable una alianza de países que se moverán solo si son atacados con el atacante de quien se conjuran para defenderse. Como si, en fin, les pusiera igual de nerviosos la democracia occidental que el autoritarismo del oligarca más bestia del mundo.

«No a la guerra» es una idea muy amplia. Tanto, que al final no significa nada. Claro que una guerra es el infierno sobre la tierra. Pero de nada te va a servir recordárselo a míster KGB, que hoy ha empezado por Kiev pero mañana seguirá por los bálticos, el Cáucaso, Moldavia y Aranda de Duero si se le antoja. Porque a él la receta del manifiesto que se leyó tras la manifa de ayer, con su exigencia de una «acción diplomática de la ONU» debe parecerle de lo más gracioso. Hasta a mi me lo parece un poco, en realidad.

Ojalá la OTAN no existiera, sí. Y ojalá la UE pudiera seguir bajando su gasto militar, como en los últimos 30 años. Pero cuando enfrente tienes a un tipo así, con un ejército así y una locura así, meter flores en los cañones de los fusiles solo servirá para una cosa: que el agujero que te hagan huela mejor.

Ya que estamos, otro recuerdo. ¿Dónde están los que desde la ultraderecha levantaban banderas contra la Unión Europea mientras compartían ideario con Putin? No se les oye demasiado, no. Quizá es que la realidad, como a los del «no a la OTAN», les ha superado. Y no se dan cuenta.

Que en La Rioja hay un problema de gestión de la fauna y de su relación con la agricultura es algo más que evidente. No creo que nazca del actual Gobierno, aunque sus decisiones no han hecho más que empeorarlo, sobre todo su incomprensible postura en el asunto del lobo. Veo el viernes cómo se entregan en Agricultura unas 500 reclamaciones por daños en parcelas producidas por la plaga de conejos de la zona de Moncalvillo. Y me imagino la comprensible frustración de quien ve su trabajo, que ya es difícil en una situación actual que se las trae, destrozado por algo contra lo que apenas puede hacer nada.

Les reciben, lo cual es una buena noticia, juntos los consejeros de Agricultura y Medio Ambiente. No estaría de más que esos dos consejeros hubieran estado también juntos en otras ocasiones, cuando uno apoyaba cosas que la otra, probablemente con más sentido común, rechazaba. Pero en fin, igual ahora los dos unidos puedan empezar a dar soluciones. Que sí, que está muy bien poner hoteles en el Valle de la Lengua, pero que igual mientras tanto los pueblos se nos vacían de personas y se nos llenan de conejos como perros pequeños. Por recordar las prioridades.

Ayer por la tarde, como de sorpresa, unos cuantos cientos de cofrades nos pusimos a tocar en la calle Portales de Logroño. Fue un momento, para nosotros, emocionante. Por estar allí, por estar juntos, por poder pisar la calle y tocar de nuevo. Por dejar atrás la pesadilla, y por recordar que aquí estamos y que en abril volvemos.

No sé lo que significó para los que, con cara de no poca sorpresa, veían pasar retumbando trompetas, cajas, bombos y timbales. Como salidos de quién sabe dónde, o mejor cuándo: de hace dos años, de cuando éramos felices y no lo sabíamos.

Retumba Logroño: hemos vuelto.