Declive

Para trazar los postreros coletazos del poeta y novelista, el realizador estructura el largometraje en tres partes que tienen sus correspondientes epígrafes: exilio, desobediencia y oscuridad. Para contar la historia y dotarla de un sentimiento y emoción íntima, Gianluca utiliza la figura de un joven, Giovanni Comini (Tommaso Ragno), recién nombrado Federale universitario para que se aproxime, en calidad de observador, a Gabriele (Sergio Castellito) y ponga en conocimiento de la autoridad las ideas, pensamientos y opiniones del escritor respecto a la megalomanía del Duce.

La acción empieza en la primavera de 1936 e Italia vive un momento de euforia y autoestima gracias a la próxima reunión que Mussolini y Hitler van a mantener en Berlín. En este contexto, con una escenografía apabullante y orgullosa, propia de las tripas de una ideología imperial y mastodóntica, van a entrar en contacto dos hombres separados por la edad y, sobre todo, por la carga intelectual.

Giovanni representa el fulgor y la arrogancia de un camisa negra que se introduce con reservas en el ocaso de un mujeriego y extravagante ideólogo contrario a la entente con el Führer, al que considera un nibelungo ridículo. A través de su estrecha relación, el espía reformulará su apasionamiento y tomará conciencia del agónico devenir que le espera a su país.