Una decisión inevitable
Editorial ·
La obligatoriedad del uso de la mascarilla en La Rioja es la respuesta a cierta relajación por la falsa percepción de que el peligro ha descendidoEditorial ·
La obligatoriedad del uso de la mascarilla en La Rioja es la respuesta a cierta relajación por la falsa percepción de que el peligro ha descendidoEl Gobierno de La Rioja dio ayer un esperado, por inevitable, paso de decretar la obligatoriedad del uso de la mascarilla como único sistema conocido, accesible y eficiente para prevenir el contagio del coronavirus. Una decisión inexcusable por la determinación de un contexto que a ... medida que han ido pasando las semanas ha puesto a la región y a los riojanos más cerca de la amenaza de un indeseado rebrote. La primera señal la marcó la proliferación de infecciones en provincias próximas, cuando no limítrofes, que iban dejando a La Rioja como un islote inmaculado en un imaginario mapa de expansión del COVID-19. Una situación sanitaria privilegiada pero insostenible tras la, por otra parte, imprescindible apertura de las fronteras regionales. El segundo indicio, sin el origen exógeno del anterior, lo fue señalando la progresiva laxitud en el empleo de la mascarilla que cualquier ciudadano ha podido observar en su entorno, siendo o no actor de la misma. Una relajación solo comprensible desde la inconsciencia o desde una falsa percepción de que el peligro ha descendido, algo que a estas alturas resulta difícil de comprender. Con un único atenuante, que no justificación, en el desconcierto que hayan podido provocar al ciudadano los sucesivos cambios de criterio de las autoridades sanitarias sobre la utilidad y la necesidad de la mascarilla. Una mala excusa, en cualquier caso, porque finalmente las normas han sido claras y el cubrebocas se ha mostrado eficaz para reducir la circulación comunitaria del virus.
Publicidad
Se trata de una cuestión de responsabilidad individual que afecta a la propia salud y a la salud comunitaria. De que cada persona se haga cargo de su conducta y trate de que en su entorno se sigan esas mismas indicaciones. Pero es, también, un asunto de salud pública, entendidas como tales las decisiones de la administración para prevenir la enfermedad. En ese marco se contextualiza el decreto de obligatoriedad del uso de la mascarilla aprobado ayer por el Ejecutivo autonómico. Algo que, conviene recordarlo, ya estaba vigente en locales públicos, en transportes colectivos e incluso en espacios abiertos donde no fuera posible mantener la distancia de seguridad. Y algo cuyo incumplimiento ya era sancionable, aunque esto no haya sido, al menos hasta este momento, una prioridad. La casi generalizada relajación obliga a ampliar los supuestos de uso forzoso del protector. Y requiere igualmente de la autoridad rigor para exigir que se cumpla la norma.
¡Oferta especial!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
El Diario Montañés
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.