El Gobierno se anotó un éxito al arrancar a la UE un tope al precio del gas con el que se genera electricidad en España y Portugal. Pero el estreno de la llamada 'excepción ibérica' resultó decepcionante. Una tormenta perfecta evaporó el ahorro previsto: la ... ola de calor disparó el consumo, redujo la aportación eólica y obligó a un elevado uso de los ciclos combinados, de forma que la compensación a estos para que no produzcan con pérdidas absorbió el abaratamiento del 'pool' diario en un 23%. El megawatio/hora subió al final 10 euros respecto al lunes. Flaco consuelo supone que lo habría hecho aún más sin el nuevo mecanismo. Sin embargo, sería erróneo extraer conclusiones apresuradas y dar por fracasada esta fórmula. Como lo es suscitar desmesuradas expectativas sobre sus posibles efectos, lo que solo alimenta posibles frustraciones. El Ejecutivo aspira a rebajar con él un 15% la factura de la luz en un año y contener una desbocada inflación. Está por ver que esos ambiciosos objetivos sean factibles. Máxime cuando la bonificación de 20 céntimos a las gasolinas –cuyos precios no paran de encadenar récords– ha confirmado la complejidad de corregir la dinámica de los mercados.

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