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Escribí un decálogo del humor para que fuera incluido en la web del Ja! Festival. Se rechazó porque no era un decálogo con mandamientos (taxativo canon judeocristiano), sino conceptos y reflexiones sobre el humor. Como me parece que no está mal del todo, lo endilgo ... y comento en esta columna.
Primero. «El humor es un punto de vista, una manera de mirar el mundo y la condición humana». Creo que se explica por sí mismo. El sentido del humor no es una lente opcional que a veces pones en la cámara y otras no. El humor es inseparable de la cámara mental con la que observas y piensas y abarca el campo completo, el mundo entero. La condición humana vista con humor puede salir peor parada si se añade un filtro de sarcasmo, pero a la contra, desde una mirada benévola, puede facilitar la aplicación de la indulgencia. Segundo. «El humor es felizmente inevitable». Lo dicho para el primero. Y con ese 'inevitable' quiero aludir también a que el humor es automático, como una erección, no depende de la voluntad. Lo que de repente te hace gracia provoca el estallido de una carcajada aunque quieras evitarla.
Tercero. «El humor proviene de la melancolía». Mark Twain decía que en el Paraíso no hace falta sentido del humor porque reina la felicidad absoluta. El humor sería por tanto un paliativo de la congoja por las penas de la existencia. Cuarto. «Quienes comparten el mismo sentido del humor se entienden en un idioma propio». Este lo he fusilado de la serie 'Hacks', lo dice la veterana humorista. Estoy de acuerdo y con unas pocas personas hablo esa lengua común. Quinto. «Despreciar el humor es parecido a elogiar la ignorancia». Es decir, propio de necios. Sexto. «Quienes presumen de carecer de sentido del humor dan miedo». Los totalitarismos prescinden del humor y además lo temen.
Séptimo. «El humor aumenta la alegría de vivir y disminuye el dolor de la adversidad». Un momento feliz que se celebra con humor incrementa la consciencia de dicha; y lo anotado respecto a su origen melancólico. Octavo. «El humor es un eficaz articulador del pensamiento crítico». Enriquece el análisis, ayuda a la deconstrucción de lo criticado y resulta imprescindible para la enjundia de una sátira. Noveno. «El humor sirve para reírse de uno mismo»; como franca aplicación de la autocrítica, abandono del inservible orgullo y en armonía con que la vida es a menudo una pesada broma. Poco humor suelen mostrar los que se toman muy en serio a sí mismos. Y el décimo, al estilo del evangelio apócrifo de Borges. «Bienaventurados los que ríen, los que hacen reír y los que son conscientes de que no tienen gracia».
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