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El agrio cruce de reproches este miércoles en el Congreso entre el presidente Sánchez y la portavoz del PP, Cuca Gamarra, sobre la gestión de las consecuencias de la guerra en Ucrania reabrió un frente entre el Ejecutivo y el partido que lidera la oposición ... que parecía atemperado por un doble motivo: de una parte, la gravedad de un contexto que empuja a las dos principales fuerzas políticas del país a trazar una hoja de ruta de Estado en decisiones como el envío de armas a la resistencia ucraniana; y, de otra, al interinidad en que han de manejarse los populares hasta que Alberto Núñez Feijóo sea elegido como su nuevo presidente, para lo que aún restan tres semanas. La lealtad institucional no implica ni una anuencia ciega ni la neutralización de las objeciones legítimas que pueda albergar la oposición hacia las actuaciones del Ejecutivo. Pero sí cabe exigir, máxime en un escenario tan crítico, que el cruce de parecerese se dirima con limpieza y sin intentos de manipulación a conveniencia de la realidad. Que es tanto como reclamar que el Gobierno y sus rivales renuncien a la tentación de escudarse en la guerra por propio interés y a atribuir al adversario intenciones aviesas como si este fuera un debate rutinario.

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larioja Un debate limpio