Cuando tomó la decisión de presentarse a las elecciones presidenciales de los EE UU de 1931, Franklin Delano Roosevelt tuvo que guardar un secreto muy importante de cara a los votantes. El candidato demócrata, conocido simplemente por sus siglas (FDR), apenas fue capaz de caminar ... más de unos pasos sin apoyo. Más de una década antes, Roosevelt había sufrido una infección que estuvo a punto de quitarle la vida y que le había dejado permanentemente lisiado. La causa exacta de la enfermedad que sufría ha sido un tema de debate entre los médicos desde entonces, pero no cabía duda de sus devastadoras consecuencias: Roosevelt quedó paralizado de cintura para abajo y durante la mayor parte del día estaba confinado a una silla de ruedas.
A pesar de su movilidad muy limitada, Roosevelt desarrolló su carrera política y ganó las elecciones presidenciales de 1931 con una mayoría arrolladora. Para sacar a la economía de la profunda crisis, FDR fue pionero de un programa económico denominado 'New Deal' que intentaba paliar las peores consecuencias de la depresión, crear puestos de trabajo para los desempleados y regenerar las infraestructuras de EE UU. Hasta qué punto el 'New Deal' fue un éxito o no ha sido tema de otro debate, esta vez entre economistas, pero nadie duda de que contribuyó al éxito electoral de FDR. Aunque su salud no mejoraba -siguió lisiado- el gran estadista ganó cuatro mandatos y continuó como inquilino de la Casa Blanca hasta su muerte en 1945.
El presidente actual de Estados Unidos, Joe Biden, espera poder seguir los pasos de FDR y ganar un segundo mandato en las elecciones presidenciales de noviembre de este año. Al igual que Roosevelt, Biden ha intentado sacar su país de una crisis profunda, esta vez dejada por la pandemia de covid, y ha aumentado el gasto público más que en cualquier otro período desde los años treinta. La estrategia y medidas fiscales adoptadas por Biden están impulsando el crecimiento económico, reduciendo el desempleo y empezando a aumentar el poder adquisitivo en términos reales de la clase media estadounidense. Sin embargo, no es seguro que este presidente sea capaz de seguir el precedente de su predecesor demócrata y ganar la reelección reactivando la economía. Las encuestas actuales no son alentadoras para Biden y hay dos factores en concreto que siembran dudas entre los votantes.
La economía mejora, pero Biden no se ve recompensado en las encuestas
La primera es la edad y la capacidad física de Biden. FDR contó con la complicidad de unos periodistas que casi nunca mencionaron la inmovilidad del presidente ni le fotografiaron en su silla de ruedas. Una gran mayoría del electorado ni siquiera sabía que su presidente no podía caminar sin ayuda y, por tanto, la salud del presidente no era tema de debate. Para Biden es todo lo contrario y su capacidad física es ahora un tema de actualidad. Con sus 81 años recién cumplidos, puede parecer muy frágil y sus lapsus de memoria son cada vez más frecuentes. A veces sus meteduras de pata son embarazosas confundiendo los nombres de países, presidentes e incluso sus propios familiares. Tiene suerte, quizá, de que su oponente republicano Donald Trump, con 77 años, también tenga una tendencia cada vez más frecuente a mezclar sus palabras de forma incomprensible. Sin embargo, depender de los errores de su oponente sería una estrategia electoral muy arriesgada para Biden.
Esta debilidad es importante porque aunque los dirigentes de los países del ámbito internacional sean variados en muchos aspectos como el género, la raza o la formación profesional casi todos tienen una característica en común que es la resistencia. Se dice, con razón, que el cargo de presidente de EE UU es el más exigente del mundo. La pregunta clave ahora es si Biden tiene la fuerza física para completar un mandato de cuatro años más.
En segundo lugar, mientras la economía de los EEUU está mejorando, Biden no se ve recompensado en las encuestas. Según un dicho muy conocido en política ('Es la economía, estúpido'), son los números los que determinan los resultados de las elecciones. Desgraciadamente para Biden, parece que, de momento, este tópico no es aplicable en EE UU en 2024. En los últimos años el presidente ha aprobado unas medidas a la escala de el New Deal para sacar adelante la economía de los EEUU y unas variables y estadísticas macro ya son muy positivas. Sin embargo, un sector importante de los votantes no dan crédito a Biden por el éxito y muchos siguen siendo pesimistas sobre el futuro.
En su discurso de investidura de 1932, FDR consiguió inspirar al pueblo estadounidense diciéndole que «lo único que debemos temer es al propio miedo». Ahora en 2024, Joe Biden tiene que generar esta energía y espíritu optimista de cara al futuro. Y el candidato demócrata necesita hacerlo de forma urgente porque se le está acabando el tiempo.
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