Cumplir lo prometido es deuda

Y mira que no han corrido ríos de tinta -desde que Julio Revuelta fuera alcalde de la ciudad, allá por el 2006- sobre el proyecto del multipremiado arquitecto portugués Álvaro Siza y sobre el manido Plan de la Villanueva.

La intervención en la fachada de San Bartolomé, a cargo de la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, llega condicionada por el mal estado del tejadillo que la protege, y cuyo desplome podría causar una desgracia personal, así como un daño irreparable a la bella portada gótica, ya de por sí muy deteriorada por el mal de la piedra y el paso del tiempo. A la fuerza ahorcan, vamos.

En cuanto a los dineros que la Corporación de la capital riojana va a destinar para el yacimiento del antiguo convento de Valbuena, el apuntalamiento del Puente Mantible -que corre el riesgo de hundirse en las aguas del Ebro- y la segunda fase de la recuperación del Monte Cantabria, parece que esta vez la cosa va en serio, ya que el presupuesto asignado alcanza los 4,3 millones. De la misma manera, la Concejalía de Patrimonio prevé más de un millón de euros para iniciar el desarrollo urbano de la Villanueva, si bien esta actuación no comenzaría hasta el segundo semestre del año.

Estas son las promesas del Ayuntamiento y aquí quedan inmortalizadas negro sobre blanco, esperando que sean cumplidas y no como ocurriera en las legislaturas anteriores. Porque, como sentencia el libro bíblico del Eclesiastés, «mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas».