En la etapa de máxima incertidumbre que sacude el mundo, el encuentro entre Joe Biden y Xi Jinping constituye un logro en sí mismo. Los máximos dirigentes de las dos grandes potencias se vieron cara a cara en Bali en un momento dulce para ambos. ... Biden, respaldado por unos resultados en las elecciones de medio mandato que lo devuelven al tablero de juego. Xi, líder absoluto de su partido y de su país, dispuesto a mostrarse conciliador con su gran competidor si no traspasa la gran «línea roja», su reclamación de Taiwán. Con una guerra abierta en el corazón de Europa, EE UU prefiere reiterar su apoyo retórico a la política de «una sola China», consciente de que también Pekín sabe de la importancia de actuar con responsabilidad y extrae sus enseñanzas de la aventura expansionista de Rusia en Ucrania. Tres horas de reunión sin grandes compromisos, que tampoco cabía esperar. Y un destinatario claro de esta cumbre de poder a poder: Vladímir Putin, al que su ruptura de la legalidad internacional ha convertido en apestado y privado de acudir al G-20 de Indonesia. El paseo triunfal de Zelenski por Jersón también forma parte del precio que el mandatario ruso solo ha empezado a pagar.
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