Durov, gurú en el MWC de Barcelona nada menos. Y sin vergüenza. REUTERS
Un último repaso

Los culpables de todo esto

Las plataformas no son adalides de nada: tienen la llave de la caja, y lo demás no les importa

Pablo Álvarez

Logroño

Domingo, 1 de septiembre 2024, 12:02

Lunes Telegram

Los culpables de todo esto

Detienen en Francia a Pavel Durov, jefe de Telegram. Un par de días más tarde, un periódico de esos de gran tirada le llama (con ironía muy escondida, si es que la hay) «adalid de la libertad». Y mientras, la comentatoria patria se lanza a ... discutir, ayudada por algún despistado prócer, si es o no necesario acabar con el anonimato en la internet. Mezclando merinas con dálmatas para devolver la cosa a un debate que es tan año 2005 que hasta da vergüencita.

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Ay, los años. Los que rondamos ahora los 50 tenemos una suerte en este asunto. Si estuvimos atentos, vimos nacer internet cuando éramos ya jóvenes preadultos en edad de merecer. Vivimos todas las promesas, adoptamos todo lo adoptable, nos subimos a todos los trenes. Y ahora, con algo de experiencia, podemos por un lado descojonarnos de los que prometen cosas que ya nos decían en 2005, por otro dejar de creernos bobadas y finalmente señalar con el dedo. Que hay mucho que señalar.

No, el señor Durov no es ningún adalid de la libertad. Ha hecho de Telegram un servicio de mensajería absolutamente opaco no para los gobiernos dictatoriales (que aún hay inocentes despistados que lo dicen) sino para todos. Eso significa que aquello es una cueva de todo lo peor del mundo en la que nadie puede meter mano. Por eso los ultras tienen allí a sus rebaños, por eso es casi el último reducto de la piratería universal, por eso es el escondite perfecto de pederastas y terroristas. Porque Durov y sus socios, adalides de la libertad, se niegan por sistema a hacer caso a los jueces que quieren su colaboración para acabar con delitos sangrantes y terribles.

Que por qué lo hacen. Bueno, es muy posible que los 15.500 millones de dólares que, se calcula, tiene en su cartera el señor Durov respondan a su pregunta. Por qué va a ser, si no.

Adalides de la libertad, en fin. Sin llegar al extremo brutal de Telegram, el resto de las plataformas de «contenido» vienen a jugar al mismo juego, con disimulo o sin él. El peor chiste del asunto es que esas plataformas (digo Twitter, digo Instagram, TikTok, Facebook...) no tienen responsabilidad alguna sobre lo que se publica en ellas. Y, al contrario, tienen sus algoritmos perfectamente afinados para que las mayores burradas sean las que más vuelo tengan.

Y no, no son adalides de nada. Tienen la llave de la caja y lo demás no existe. Culpables de todo esto, sí. Pero muy (muy) ricos.

Jueves Pensiones

Nacidos y pensionistas

Dos noticias de esta casa, una el martes y otra el jueves.

La primera. El número de nacimientos en La Rioja durante el primer semestre del año es el menor de toda la historia. Menos de mil, 948, durante esos seis meses.

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La segunda. El gasto en pensiones se ha duplicado casi exactamente durante los últimos 15 años. Cada vez hay más pensionistas y, quizá lo principal, cada vez cobran más porque tienen derecho a ello.

Como no es una cosa de hoy, ni de ayer, supongo que no les sorprenderá. Creo que se puede reformar el sistema de pensiones, sí, mejorar su financiación; pero no tengo ninguna confianza en que la natalidad vaya a cambiar su camino. Antes al contrario.

La población riojana y española no se está despeñando gracias a la inmigración. Discutamos las cosas con esto en mente: más allá de peligros (algunos muy reales) esta necesidad es una evidencia que cada día pesa un poco más.

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Jueves Venezuela

Dos médicos venezolanos

Milagros y Gleizer son médicos. Lo eran en Venezuela, aún no aquí. Aquí andan buscando trabajo de cualquier cosa. Desde la viña a cuidar niños, ancianos, limpiar casas, pasear perros. Lo que sea. Qué triste es el destino de las naciones absurdamente desperdiciadas. Venezuela es una cosa dolorosa, enormemente rica en posibilidades, destrozada por la estupidez codiciosa, primero, y por la dictadura chavista después. La gente como Gleizer y Milagros, sus hijos, son quienes lo sufren. Merecen mejor suerte.

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