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Fueron los guionistas de la convención itinerante del PP los que metieron la pata? ¿Fue Pablo Casado el que perdió el mundo de vista cuando alabó la gestión de Nicolas Sarkozy «basada en unos principios y valores compartidos»? Apenas 24 horas después, un tribunal francés ... declaraba a Sarkozy culpable de financiación ilegal por su campaña electoral de 2012. Una segunda condena, porque hace medio año fue sentenciado por corrupción y tráfico de influencias en una campaña anterior. Ahora cumplirá arresto domiciliario portando un brazalete electrónico.
Por si fuera poco, un día más tarde, sin que nada tuvieran que ver los guionistas de la convención del PP, Mario Vargas Llosa largaba una sentencia contra los países latinoamericanos que «votan mal». Una descalificación, de hecho, de los ciudadanos que ante las urnas eligen libremente su papeleta de voto. Esas palabras taparon el objeto principal de interés para los de Génova 13, que era el cambio de posición política del premio Nobel, que de Ciudadanos pasa al PP. De ahí su presencia en el recorrido. A todo esto, falta la guinda del pastel. El apoteósico regreso de Estados Unidos de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, con su varita mágica para acabar de liarla. A Casado le crecen los enanos y le haría falta una fortaleza a prueba de bombas para aguantar hasta el final de una carrera en la que pista central discurre sobre arenas movedizas.
Pero hoy, quien es el candidato del PP para la presidencia del Gobierno tampoco habrá agrandado su perfil de hombre de Estado con las críticas y ridiculizaciones lanzadas por José María Aznar contra al presidente de México. Aznar siguió la estela –o viceversa– de la presidenta de la Comunidad de Madrid, que a su vez había criticado al Papa Francisco por su petición de perdón en nombre de los conquistadores. Por si fuera poco, Aleix Vidal Quadras, antiguo líder del PP de Cataluña y más tarde fundador de Vox, había arremetido al inicio de esta desgraciada convención móvil contra sus anfitriones por apoyar el Estado de las autonomías.
En fin, que Casado ha pasado unos días horribilis cuando pretendía el éxito que necesita para que no le doblen el pulso. Lejos está su victoria en la votación donde Soraya Sáenz de Santamaría quedó descartada para encabezar el partido. Entonces no pudo imaginar que la competición sería tan dura. Como recoge en una de las notas a pie de página el regocijante libro de David Trueba 'Queridos niños', «la historia es una ciencia que se escribe en función del ganador, pero la batalla es perpetua y por eso el pasado cambia al ritmo con que cambia el presente, en una reescritura inagotable».
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