El Ministerio de Igualdad que dirige Irene Montero procura continuos sobresaltos. De ese departamento surgió la ley del 'solo sí es sí'. Una norma que reúne una serie de supuestos punibles que antes no existían, por lo que muchos delitos sexuales no tenían el castigo ... debido al no figurar penalmente en toda su gravedad. Por ahora eso no va a ocurrir. Al empezar a rodar la ley y a partir del precepto de que se aplique la pena más favorable al reo, muchos delincuentes ya condenados se han visto beneficiados con rebajas en los años de prisión. Esto ha creado un gran malestar, aprovechado por la oposición y que causa un gran dolor en las familias directamente afectadas por unos delitos ya sentenciados.

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La ministra Montero no explicó con claridad en qué consistía esa norma, qué ventajas tenía y qué problemas se podrían derivar. Es más, Igualdad negó que tal «rebaja» en las condenas se pudiera producir, mostrando no solo una ignorancia supina, sino también un atrevimiento impropio de quienes protagonizaron la génesis de esa norma. Parece que la irreflexión no es ajena a los que toman decisiones en el Ministerio de Igualdad. Muy recientes tenemos los comentarios burletas en una charla sobre todas estas cuestiones que ha protagonizado la secretaria de Estado de Igualdad y Violencia de Género, Ángela Rodríguez. Un cargo público de tal entidad exige prudencia, decoro y gran sensibilidad, y más aún en lo que es un drama cotidiano para tantas mujeres y un horror para la sociedad. Ha pedido disculpas de trámite y no parece que su ministra vaya a optar por cesarla. Al contrario, la secretaria de Estado ha replicado de manipulación y conspiración con una cierta dosis de soberbia.

Dijo Pedro Sánchez en el primer intento fallido de coalición con Unidas Podemos que no dormiría tranquilo con Pablo Iglesias en el Gobierno. Se fue Iglesias de la vicepresidencia, pero dejó su herencia y ese legado enturbia a menudo el trabajo social y económico que realiza este Gobierno. Creo que ahora quien debe tener el sueño perturbado es la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. Las presiones de Unidas Podemos para que anuncie de qué modo y con quién acudirá a las elecciones son cotidianas. Y me parece que acierta Díaz al marcar distancias de la formación que todavía maneja entre bastidores Pablo Iglesias porque cada día es más evidente que votar a Díaz y a su demostrado buen trabajo es una opción sugestiva. Pero si supone apechugar con Irene Montero y compañía, la debacle está garantizada.

Cuídate, Yolanda.

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