Cuestión de conciencia

El pleno del Ayuntamiento de Logroño volvió ayer a ser escenario de un esperpento político porque las cuestiones personales y las cuitas intestinas de partido, en este caso Ciudadanos, se arrogaron un protagonismo que en ningún caso les habría correspondido ni por su trascendencia pública ... ni por tratarse semejante espacio del lugar donde han de sustanciarse tales cuestiones. La deriva agónica que afecta a la salud de Ciudadanos en los últimos meses se ha dejado sentir esta semana en el grupo municipal de la capital riojana, que se ha visto quebrado con el abandono de la mitad de sus concejales, que han preferido dejar el velero en plena zozobra antes de que se vaya, como parece irremediable, a pique. Una decisión la de estos dos ediles que obliga a reflexionar otra vez sobre la conveniencia de que semejantes ataques de dignidad política se vean acompañados, o no, con una dimisión irrevocable, la renuncia al cargo y la entrega del acta al partido por el que fueron elegidos, en listas cerradas, no se olvide, quienes ahora deciden dejar el equipo. Una cuestión, en cualquier caso, a la que solo pueden responder los propios afectados desde su conciencia y los partidos, todos, desde su responsabilidad para con los ciudadanos.