Andreu, durante su reunión de ayer con portavoces parlamentarios. Fotos distribuidas por el Gobierno. Fotos distribuidas por el Gobierno.

Cuentas del 2021, cuentos del 2020

LA CRÓNICA ·

La narrativa de la negociación presupuestaria supera su primer acto: Andreu recibe a los partidos en el Palacete, mide la temperatura de IU y promete un Presupuesto «útil». Continuará.

Jorge Alacid

Logroño

Sábado, 7 de noviembre 2020, 08:53

Como toda liturgia dispone de un prólogo, la representación que acogió ayer el Palacete no se inició en realidad por la tarde, cuando Concha Andreu se reunió con los portavoces parlamentarios para avanzar en la negociación presupuestaria. Tuvo su preludio de buena mañana. A primera ... hora, Podemos remitió un comunicado donde su jefa máxima, Arantxa Carrero, además de recordar esa condición que sus rivales internos cuestionan, lanzó un tiro al aire. Un disparo inofensivo, porque no iba a ningún lado. Con dirección al consumo propio, Carrero avisaba de que no solo de Henar Moreno vive el pacto que llevó a Andreu al Gobierno. Que también Podemos es decisivo, aunque lo cierto es que se trata de otro Podemos: el que gestiona por su cuenta Raquel Romero, cuyo voto a favor de la presidenta en el trance presupuestario está tan asegurado como su cargo como consejera.

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Hubo que esperar a la tanda vespertina de contactos para saber si el fuego que se anunciaba era real, amigo o también de artificio. Triunfó esta última vertiente: las cuatro citas de Andreu con los grupos parlamentarios tenían mucho de escenificación y poco argumento de fondo. Sirvió como prolegómeno a la auténtica negociación, que cuenta con una doble vía: convencer a IU, como es norma, y ahora también al PSOE. Que sorprendió compareciendo en el Palacete no solo con su portavoz, Raúl Díaz, sino con Francisco Ocón, cuya presencia no estaba prevista en el orden del día.

También sorprendió el PP, puesto que a Jesús Ángel Garrido le acompañó José Ignacio Ceniceros, en su doble versión: como líder de su partido y como vicepresidente del Legislativo. Hasta ahí, las novedades. El resto de la función se consumió según el guión pautado. Ceniceros pidió en nombre del PP que Andreu pode la nómina de altos cargos, baje los impuestos y mejore la inversión en sanidad y educación, el PSOE avaló por boca de Díaz lo que Andreu pretenda hacer con las cuentas del 2021 (ya llegará la hora de la letra pequeña, las enmiendas y el calvario que aguarda en el Parlamento), Pablo Baena clavó el papel de actor secundario y Moreno ejerció de sí misma, amagando sin dar, cómoda en el papel de Diego Ubis en la presente temporada legislativa.

La ronda contó con dos invitados imprevistos: Ocón volvió al Palacete y Ceniceros se sumó a la delegación del PP

Todo en orden, decían en el PSOE a la conclusión de la ronda de contactos. En efecto, todo en orden. Porque la narrativa de toda negociación exige de sus actores predisposición a teatralizar sus encuentros y desencuentros, frases rimbombantes («Los Presupuestos son la herramienta útil en el momento preciso», subrayó Andreu tras reunirse con el Consejo de Diálogo Social) y, sobre todo, el juego entre bambalinas, siempre hurtado a la opinión pública. Ese cuento de nunca acabar.

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