Cruzando cifras

A pesar de ello, y teniendo en cuenta que acabo de encontrar un estudio de mercado de toda confianza (¿haberlos haylos?), que tengo en la mano el barómetro del CIS correspondiente al mes de noviembre del año 2021 y que este miércoles, frío y escarchado, nos ha bendecido el Señor con una radiante y luminosa mañana, pues me he entretenido en ver lo que dicen las cifras, cuando algún político no se empeña en demostrar que cinco por cinco son veintisiete y se lleva cuatro, para gastos sin justificar.

Pero no tengan miedo que no voy a ametrallarles con números, ratios y porcentajes. Solo leer y comentar, como cuando éramos pequeños y, en clase de gramática, nos creíamos que el futuro iba a ser otra cosa.

Y así, leyendo y comentando, es como me entero de que ya hace tiempo que a este presidente se le está exigiendo un cambio de gobierno, que más de la mitad de los españoles cree que el señor Sánchez depende demasiado de los independentistas, que más de la mitad de todos nosotros censuramos su gestión económica, que los ministros de Podemos son los peor valorados del Ejecutivo, que dos de cada tres españoles exigen una inmediata reducción de ministerios y que, como algo bueno tenía que haber en todo este lío, también hay que decir que en una clasificación de cero a diez, y con un cinco raspadito, solo aprueba nuestra excelentísima ministra de Defensa Margarita Robles.

Y como, la verdad sea dicha, todo esto me parecía un poco exagerado, para hacerme una mejor idea del verdadero terreno en el que nos estábamos moviendo, recurrí a mi fiel amigo el barómetro del CIS y así pude ver que las cuatro cosas que más preocupan a los españoles (y por este orden) son: el paro, la crisis económica, la sanidad y los problemas políticos. Añadiendo que es al 66 por ciento de los españoles a quienes el presidente Sánchez les inspira entre poca y ninguna confianza, cosa esta que no tendría demasiada importancia si no fuera porque es a más del 85 por ciento de nosotros a los que nos inspira poca o ninguna confianza el líder de la oposición (según datos del último barómetro, que sinceramente no sé yo... no sé yo).

Resumiendo, que si todo esto es así, y ojalá no lo fuese, otra vez sería bueno eso de que no hay nada lo suficientemente malo que no pueda empeorar. Y si no me creen pregúnten a la variante Ómicron, que desde que apareció por nuestros pagos nos está trayendo por la calle de la amargura. Y lo que falta. Hasta el domingo que viene, si Dios quiere, y ya saben, no tengan miedo.