Cristianos anónimos
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No han temblado a la hora de seguir el mandato del Maestro, que dice «yo no he venido a ser servido sino a servir»Secciones
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No han temblado a la hora de seguir el mandato del Maestro, que dice «yo no he venido a ser servido sino a servir»A lo largo del año y medio que llevamos de pandemia, han sido muchos los riojanos y riojanas que han dado lo mejor de sí mismos en esta durísima prueba. Es el caso del personal médico, de las fuerzas de seguridad, de los que se ... han volcado en la viabilidad de las empresas, de los que han hecho todo lo imposible en favor de las familias y en favor de los hijos –profesores y educadores– y en favor de los abuelos –residencias de ancianos y centros de día–. Y, finalmente, de los que han hecho que el común de los mortales hayamos podido sobrevivir a esta pandemia monstruosa.
Todas estas personas que han luchado para que la catástrofe no haya sido mayor es de seguro que están dotadas de una profesionalidad a prueba de bomba y de un corazón que desborda generosidad por todos sus poros. Son gente buena, de buenos sentimientos, gente que piensa en los demás y está dispuesta a sacrificarse por los demás. En una palabra, gente para quien la palabra 'prójimo' le dice algo. Muchos de ellos y de ellas carecen de fe, de fe en Dios, aunque fe en el hombre ya se ve que la tienen, y muy desarrollada. Y que la tienen de verdad y con hechos.
Hoy pretendo fijarme en un aspecto concreto de esas personas, sin hacer de menos otros aspectos. De los miles de personas que en La Rioja, en el resto de España y en todo el mundo, han servido a los demás aun con riesgo cierto de contagio y de muerte, muchos son creyentes, seguidores de la confesión cristiana católica. Conscientes de sus defectos, no han temblado a la hora de seguir el mandato del Maestro concretado en aquello tan conocido de que «yo no he venido a ser servido sino a servir», o en aquello otro de que «nadie tiene amor más grande que el que da la vida por los amigos». A todos estos yo los califico de cristianos anónimos. Son los padres y madres que sin alharacas y sin dar un cuarto al pregonero han vivido el confinamiento en casa con niños y abuelos dentro. Y han cantado, han jugado, y han rezado con ellos. Son los maestros y enseñantes que han ideado lo que no está escrito para que los estudiantes no se tumben a la bartola y sigan aprendiendo algo, como si nada estuviera pasando. Y son los curas de nuestros pueblos y de nuestras ciudades que a través de las redes sociales han conseguido que los fieles no pierdan comba en la liturgia semanal, sobre todo en la misa del domingo, y en las devociones más populares a los santos patronos y a la Virgen María. En Semana Santa se hizo un gran esfuerzo y se sigue haciendo en las fiestas patronales. La catequesis ha seguido siendo el modo más adecuado para conocer y tratar a Jesús, y un lazo de unión entre las familias a través de los niños y de los jóvenes.
Recientemente los obispos españoles han presentado la Memoria Anual de las Actividades de la Iglesia, respondiendo al doble compromiso de trasparencia y de rendir cuentas a la comunidad católica y a la sociedad. En dicha memoria se palpa la misión evangelizadora y la misión de servicio al bien común de nuestra sociedad que prestan los cristianos que llamo anónimos en iniciativas y actuaciones muy variadas. Me limitaré a algunas para no cansarles con datos. Los interesados encontrarán muy detallada esta memoria en la web de la Conferencia Episcopal.
A.- Centros sanitarios de la iglesia: 70 hospitales que favorecen a 783.648 personas. 852 casas de ancianos crónicos y personas con discapacidad, con 74.670 beneficiarios.
B.- Centros asistenciales: 6.369 centros para paliar la pobreza, que ayudan a más de dos millones de personas. No hay que olvidar que Cáritas goza de un prestigio social justamente reconocido. La Iglesia mantiene 369 centros de trabajo y 131 centros para ayuda de emigrantes y refugiados. Guarderías infantiles que dependen de la Iglesia en España hay 186. Para la promoción y atención de la mujer y víctimas de la violencia hay 105 centros que apoyan a 23.279 personas. Otro capítulo importante es el de los centros de rehabilitación de drogodependientes, 99, que ayudan a 50.300 personas. También hay hasta 51 centros de asesoría jurídica por los que han pasado 15.729 interesados.
Los datos son siempre fríos, pero ahí están. Y en esos datos, no lo olvidemos, late mucho esfuerzo y mucho amor a Dios y al prójimo. ¿Cómo podemos colaborar, ustedes y yo? ¡Bien sencillo! Poniendo la X en la casilla de la Iglesia en la Declaración de la Renta.
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