Agotado el rechazo a las mascarillas y adormilado el tema de los indultos a los independentistas catalanes, por los cenáculos políticos madrileños han empezado a esparcirse con fuerza rumores sobre la supuesta crisis de Gobierno que algunos elevan a la condición de Gobierno en crisis. ... Hay comentarios que se van incrementando por minutos con detalles de la suerte que espera a algunos ministros tan felices como parecen estar en sus despachos y coches oficiales.
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Manuel Castells, el más silencioso del Gabinete, rompió el silencio oficial con un comentario en el que demuestra la inteligencia y perspicacia que hasta ahora se reservó sobre el estado de ánimo que se respira entre los 22 miembros del elenco de Sánchez ante la incertidumbre que les agobia. Hay, vino a decir el titular de Universidades, ministros que necesitan descanso y ministerios, vacaciones. España es uno de los países occidentales con más carteras.
Es consecuencia, sin duda, de la precipitación del lanzamiento de la coalición PSOE-UP, que incorporó por las bravas a varios miembros al Gabinete sin una función concreta. De la noche a la mañana, los ministerios se desdoblaron para dar cabida a nuevos titulares y, tras ellos, a los correspondientes secretarios de Estado, subsecretarios, directores generales y demás usufructuarios del poder recién adquirido. Muchos de estos altos cargos, aunque no se quejan, se encontraron sin nada que hacer.
El propio Castells, el mayor en edad y quizás en prestigio intelectual, es uno de ellos: ministro de Universidades, colindante con los ministerios de Educación y Ciencia, competencias transferidas a las comunidades y la autoridad indiscutible en los campus de los rectores, ¿qué le queda? Y no es el único: la mayor parte de los ciudadanos ignora los nombres de sus ministros. El Gobierno no se priva de nada: hasta hace poco incluso contaba con un matrimonio, como en Nicaragua.
Los rumores son rumores y estas cosas siempre acaban desbordando la realidad que casi nadie que esté en el ajo conoce. Se especula con nombres que salen, que entran, carteras que desaparecen o se funden, y poco más. A algunos ministros se les da por desahuciados y otros mejor tocados por la suerte, promovidos a más altas responsabilidades dentro del Gabinete que, siempre según parece, Pedro Sánchez quiere estrenar en septiembre.
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Sobre fechas y plazos tampoco hay seguridad. Los más nerviosos afirman que será cualquier día de estos y otros lo cifran para el otoño. El presidente ya ha dado muestras de que es reservado para sus cosas y parece que su persona de confianza, el valido Iván Redondo, quien está cocinándolo todo en La Moncloa, también. Así que nos toca esperar: a los afectados con nervios e invocaciones al que me quede como estoy y al resto, pues atendiendo al consejo de paciencia y barajar.
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