El día de los criminales

El inicio de la programación de este mes de la Filmoteca es impagable. Ayer el mejor cine de aventuras con 'Los vikingos' y esta tarde, un drama criminal envuelto en un romanticismo figurado por la fatalidad del destino y punteado a golpe de la revolucionaria trompeta de Davis.

Florence (Jeanne Moreau) y Julien Tavernier (Maurice Ronet) son amantes y para disfrutar de su amor sin obstáculos deciden asesinar al marido de ella, el industrial Simon Carala, simulando un suicidio. Para llevar a cabo el delito organizan un plan perfecto. Solo estropeado por un descuido.

Louis Malle, que había sido ayudante de Robert Bresson y Jacques Cousteau acometió con 25 años su primera película con una pericia y talento incuestionable. Se hizo con la estimulante presencia de dos jóvenes intérpretes inmejorables. Y narró un relato sobre la perfidia de una manera brillante, estructurado sin fisuras y acompasado de una puesta en escena que revela el impecable dominio de los resortes que tensionan la historia, potenciada por un montaje sutil y angustioso.

El rigor del planteamiento es afilado por su doble trama negra. Por un lado, un veterano capitán que peleó en Indochina idea con su amante la eliminación de un influyente industrial a la vez que un mequetrefe celoso de las ambiciones de su amiga florista se lanza al crimen con ingenua inmoralidad. Entretanto, Florence, que ignora lo que está pasando se inquieta y se desespera. Un gato negro en la ventana, unas fotos y la sagacidad de Lino Ventura desmontan los intentos de cambiar el orden de las cosas.