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Crecimiento a examen

Los factores de incertidumbre son tantos y tan imprevisibles que las expectativas de la UE para España deberán confirmarse mes a mes

Viernes, 11 de febrero 2022, 01:00

La Comisión Europea mejoró este jueves en una décima sus previsiones económicas para nuestro país, con un 5,6% del PIB para 2022 y manteniendo el 4,4% para 2023. Ello situaría a España como el segundo socio con más crecimiento después de Malta, mientras ... que tanto la zona euro como la Unión en su conjunto crecerían una media del 4% este año. Con todo, nos quedaríamos lejos de los pronósticos que continúa manejando el Gobierno –contra el parecer de los institutos de análisis– de una subida del PIB del 7% para el presente ejercicio. La recuperación del turismo internacional a medida que remite la pandemia y la concurrencia de inversión pública y privada gracias a los fondos europeos explicarían la mejora, que es notable aun en el caso de las previsiones de Bruselas; eso siempre que la inflación se atenúe –en enero se quedó en el 6%–, los precios energéticos logren moderarse –este jueves el de la gasolina fue el más alto de la historia–, se supere a tiempo el colapso en el suministro de componentes industriales y de bienes de consumo, los ahorros de la pandemia se liberen y acabe la escalada de tensión que continúa alimentando Rusia respecto a Ucrania y la seguridad de Europa y su economía. Pero un buen 2022 para España conllevará también el final de la suspensión temporal de las reglas de disciplina presupuestaria, cuando con una subida del 5,6% del PIB nuestro país continuará con la deuda por encima del 100% dado que ahora está en 120%. El hecho de que Dinamarca crezca un 2,8%, Países Bajos un 3%, Suecia un 3,8%, y Alemania no pase del 3,6% en las previsiones de la Comisión para este año acabará metiendo presión tanto sobre la administración de los fondos europeos como sobre el déficit a tolerar en las cuentas nacionales de 2023. Algo ante lo que el Gobierno y las demás administraciones públicas no pueden limitarse a verlas venir. Por otra parte, si las tensiones inflacionistas permanecieran durante el primer semestre podría hacerse realidad la reciente insinuación de la presidenta del BCE, Christine Lagarde, con una eventual subida de los tipos de interés y el retraimiento de la institución en cuanto a la adquisición de deuda. Un horizonte inmediato para España del 5,6% de crecimiento en 2022 y del 4,4% en 2023 es un punto de partida que invita a la confianza interna y exterior. Pero los factores de incertidumbre son tantos y tan imprevisibles que las expectativas de la Comisión deberán confirmarse mes a mes con la máxima prudencia.

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