La política de covid cero ordenada por las autoridades chinas y las duras medidas adoptadas contra la epidemia están provocando fuertes e inusuales movimientos de protesta en el país. Los trabajadores de Foxcoon, un fabricante de componentes tecnológicos y de montaje de móviles en Zhengzhou, ... se han enfrentado a la Policía y desobedecido las restricciones y confinamientos decretados. El gigante asiático intenta erradicar el coronavirus controlando a la población con mano de hierro, pero está lejos de conseguirlo cuando va a cumplirse el tercer año del brote de Wuhan. Por el contrario, los contagios han alcanzado estos días el pico más alto de toda la pandemia, veinte provincias están sometidas a limitaciones y varias ciudades bloqueadas. Los encierros en fábricas donde se detectan contagios y la contundencia policial han generado una preocupante situación de caos y desorganización. Unos pocos miles de contagios –la mayoría, asintomáticos– en un país de 1.400 millones de habitantes no parece justificar el severo control adoptado por un Gobierno obstinado en hacer desaparecer el virus pasando por encima de los derechos y la libertad de movimiento de sus ciudadanos.
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